Ese 2016 fue el inicio de la caída en picado de mi estado de
forma anterior pero 2019 parece reivindicarse como el inicio del fin de esta
travesía del desierto de la que me siento protagonista.
Llevaba un ritmo de entrenamientos fantástico pero agenda y
salud me defenestraron las tres semanas previas a Banyoles, así que lo que
hubiera sido una media maratón con tirada previa de 6-7 kms paso a ser una
propuesta de rodaje de 16 kms y luego a verlas venir, retirada o finalización
según sensaciones y convicciones. Llegaba muy corto de kilometrajes y no quería
machacarme en exceso pues el siguiente fin de semana tenía la Mitja del Maresme
(Calella), al lado de casa y que cuadraba en el plan de entrenamiento pro “Empúries”
como test un mes previo a la prueba empordanesa.
Pero el que me conoce sabe que si hay una mínima señal
positiva siempre tomo la opción optimista y el pasado domingo no fue una
excepción.
Nunca había disputado la Mitja del Pla de l’Estany, así que
todo iba a ser novedad menos la distancia. Cierto es que en Banyoles ya disputé
un triatlón sprint y un duatlón pero quién se acordaba ya de eso.
Llegué a Banyoles pasadas las 8 de la mañana, no me despisté
con el cambio de hora aunque la procesión iba por dentro. Junto al Pavelló de
la Draga ya había una zona habilitada como parking donde voluntarios ubicaban a los vehículos de los
primeros corredores, caminando unos metros en dirección al lago ya estaban colocados
los correspondientes arcos y el vallado de la salida y llegada a meta.
Anexo a la zona de salida/meta el edificio del Club Natació
Banyoles, organizador del evento que combina la celebración de la Mitja Marató
con una carrera de unos 6,5 kms la “Volta popular al Estany de Banyoles” . Entro para una recogida de dorsal y
generosa bolsa del corredor rapidísima, vestuarios para cambiarse y ducharse
una vez finalizada la competición, guardarropa bien organizado y eficaz, una
delicia.
Ciertamente no se trata de un evento masificado , unos 500
atletas para la media maratón y unos 275 para la vuelta popular pero la
organización , servicios y atención al corredor son de 10.
Antes de dejar mi mochila tomo un café y ya estoy listo para
el rock’n’roll.
Decido calentar unos 10-15 minutos, la temperatura exterior
ronda los 12-13 grados el día está nublado, al menos las condiciones parecen
idóneas para no sufrir más de lo normal , aunque las sensaciones del
calentamiento son horribles, me noto pesado muy pesado.
Me ubico al final de los 500 atletas que tomarán parte en la
Mitja mientras el speaker recuerda que se trata de la edición número 25.
Respaso mentalmente mi idea, salir a 6:30-6:45 el kilómetro y sobre el 15 -16
decidir.
Para que tanto repasar, pistoletazo, salida y me encuentro a
cola con el coche escoba a mi espalda, pero que “mierd…”, me puede la presión y
me conecto a una pequeña grupeta que se mueve entorno a 6’/km. Cuando las pruebas
no son masificados el nivel general es más alto, es su parte menos “buena”, en
una media maratón de gran ciudad seguramente me hubiera sentido menos “solo” en
la “zona lenta”…
El recorrido es bastante llano salvo algún tobogán y agradable
, rodeamos el lago y al poco tiempo empiezan a avanzarnos los corredores más
rápidos de la volta popular, eso nunca ayuda a rebajar el ritmo, pero me siento
cómodo cubriendo el primer tercio de carrera.
Hacia el km 12-13 cruzamos el centro de la población pero de
todas formas los espectadores son escasos aunque los presentes sí animan de
forma fehaciente. Entonces mi grupo se desmonta, si ya iba mucho más deprisa de
lo deseable han aumentado el ritmo y eso si que no encaja en mis planes máxime
cuando empiezo a notar el cansancio y me veo en una continua subida que se
prolonga desde el km 14 hasta el 16 aproximadamente en que me tomo un gel en el
avituallamiento, las piernas sufren y bajo el ritmo, agacho la cabeza y corro
por sensaciones , lo peor es que la cuesta se hace eterna y al no conocer el
recorrido la cabeza se desanima.
A pesar de ello , completo el 16 , apenas queda una vuelta al
lago para finalizar y decido que a estas alturas vale la pena acabar pues
aunque decelere mi ritmo considerablemente estoy dentro del tiempo de corte de
2 horas y media .
Pero no iba a ser sencillo, los toboganes endurecen el
cansancio de las piernas, faltan pulmones y sobra peso , así que solo me queda
voluntad y “cojinetes”, lo de no machacarse pasa a un segundo plano, lo de
especular también, gana el deseo de desintegrar cualquier atisbo de fracaso, de
alejarse de todo lo deportivamente negativo de esos tres largos años perdidos .
El tiempo no importa, el objetivo es ganarme a mi mismo,
superar mis expectativas , no rendirse y dar un golpe sobre la mesa. Trampeo
como puedo , la zancada no es alegre pero si decidida, hace tiempo que corro en
solitario, tengo un par de corredores a unos trescientos metros por delante y
unos pocos más tras de mí, sufro pero cada cierto tiempo se dibuja una estúpida
sonrisa en mi cara, en plena cuenta atrás , con el crono controlado para estar
dentro del corte.
El último tramo se me hace eterno pero por fin es llano , la gran mayoría de participantes ya han
finalizado, los ganadores seguramente hace casi una hora, pero yo me sorprendo avanzando
a un par de corredores en el último km, me emociono en la línea de meta
mientras el speaker anuncia mi llegada, una llegada nada pomposa aunque para mi
signifique mucho mas que ser finisher de una media.
Paro el crono en 2 horas 13 minutos 35 segundos, holgado del
corte, pero es de largo mi peor marca en una media maratón, ¿ importa hoy eso?
Estoy cansado muy cansado, un sanitario me pregunta si estoy bien mientras me
apoyo en las rodillas y un pequeño voluntario me cuelga la medalla , mi cara
sonriente es la respuesta que anula su preocupación , emito felicidad y
satisfacción por los cuatro costados.
Así es como sumo una nueva muesca en la distancia, se trata
de mi media maratón en asfalto número 21. Aunque es más importante que sea mi
primera media maratón después de tres años.
Un resultado que me pone en órbita , subiendo un escalón y
ganando confianza como ya me sucedió el mes pasado con los 10kms de Granollers.
Felicitar a la organización por una prueba que me sorprendió
gratamente y que espero repetir en alguna de sus próximas ediciones, sin duda
una de las mejores medias maratones en las que he corrido, la recomiendo
sinceramente.
El próximo domingo repetiré distancia en Calella, poniendo
nuevamente a prueba mi preparación, irregular a todas luces pero indiscutiblemente
existente, algo que da alas a nuevos proyectos y motivaciones.
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