lunes, 1 de abril de 2019

FINISHER EN BANYOLES, UNA MEDIA MARATÓN TRES AÑOS DESPUÉS

3 años transcurridos desde que crucé la línea de meta de una media maratón por última vez. En Calella, logré completar los 21 kms pero lesionado y como añadido ese día era liebre de la organización, así que no fue desde luego una jornada agradable.


Ese 2016 fue el inicio de la caída en picado de mi estado de forma anterior pero 2019 parece reivindicarse como el inicio del fin de esta travesía del desierto de la que me siento protagonista.


Llevaba un ritmo de entrenamientos fantástico pero agenda y salud me defenestraron las tres semanas previas a Banyoles, así que lo que hubiera sido una media maratón con tirada previa de 6-7 kms paso a ser una propuesta de rodaje de 16 kms y luego a verlas venir, retirada o finalización según sensaciones y convicciones. Llegaba muy corto de kilometrajes y no quería machacarme en exceso pues el siguiente fin de semana tenía la Mitja del Maresme (Calella), al lado de casa y que cuadraba en el plan de entrenamiento pro “Empúries” como test un mes previo a la prueba empordanesa.


Pero el que me conoce sabe que si hay una mínima señal positiva siempre tomo la opción optimista y el pasado domingo no fue una excepción.


Nunca había disputado la Mitja del Pla de l’Estany, así que todo iba a ser novedad menos la distancia. Cierto es que en Banyoles ya disputé un triatlón sprint y un duatlón pero quién se acordaba ya de eso.


Llegué a Banyoles pasadas las 8 de la mañana, no me despisté con el cambio de hora aunque la procesión iba por dentro. Junto al Pavelló de la Draga ya había una zona habilitada como parking donde  voluntarios ubicaban a los vehículos de los primeros corredores, caminando unos metros en dirección al lago ya estaban colocados los correspondientes arcos y el vallado de la salida y llegada a meta.


Anexo a la zona de salida/meta el edificio del Club Natació Banyoles, organizador del evento que combina la celebración de la Mitja Marató con una carrera de unos 6,5 kms la “Volta popular al Estany de  Banyoles” . Entro para una recogida de dorsal y generosa bolsa del corredor rapidísima, vestuarios para cambiarse y ducharse una vez finalizada la competición, guardarropa bien organizado y eficaz, una delicia.


Ciertamente no se trata de un evento masificado , unos 500 atletas para la media maratón y unos 275 para la vuelta popular pero la organización , servicios y atención al corredor son de 10.


Antes de dejar mi mochila tomo un café y ya estoy listo para el rock’n’roll.


Decido calentar unos 10-15 minutos, la temperatura exterior ronda los 12-13 grados el día está nublado, al menos las condiciones parecen idóneas para no sufrir más de lo normal , aunque las sensaciones del calentamiento son horribles, me noto pesado muy pesado.


Me ubico al final de los 500 atletas que tomarán parte en la Mitja mientras el speaker recuerda que se trata de la edición número 25. Respaso mentalmente mi idea, salir a 6:30-6:45 el kilómetro y sobre el 15 -16 decidir.


Para que tanto repasar, pistoletazo, salida y me encuentro a cola con el coche escoba a mi espalda, pero que “mierd…”, me puede la presión y me conecto a una pequeña grupeta que se mueve entorno a 6’/km. Cuando las pruebas no son masificados el nivel general es más alto, es su parte menos “buena”, en una media maratón de gran ciudad seguramente me hubiera sentido menos “solo” en la “zona lenta”…


El recorrido es bastante llano salvo algún tobogán y agradable , rodeamos el lago y al poco tiempo empiezan a avanzarnos los corredores más rápidos de la volta popular, eso nunca ayuda a rebajar el ritmo, pero me siento cómodo cubriendo el primer tercio de carrera.


Hacia el km 12-13 cruzamos el centro de la población pero de todas formas los espectadores son escasos aunque los presentes sí animan de forma fehaciente. Entonces mi grupo se desmonta, si ya iba mucho más deprisa de lo deseable han aumentado el ritmo y eso si que no encaja en mis planes máxime cuando empiezo a notar el cansancio y me veo en una continua subida que se prolonga desde el km 14 hasta el 16 aproximadamente en que me tomo un gel en el avituallamiento, las piernas sufren y bajo el ritmo, agacho la cabeza y corro por sensaciones , lo peor es que la cuesta se hace eterna y al no conocer el recorrido la cabeza se desanima.


A pesar de ello , completo el 16 , apenas queda una vuelta al lago para finalizar y decido que a estas alturas vale la pena acabar pues aunque decelere mi ritmo considerablemente estoy dentro del tiempo de corte de 2 horas y media .


Pero no iba a ser sencillo, los toboganes endurecen el cansancio de las piernas, faltan pulmones y sobra peso , así que solo me queda voluntad y “cojinetes”, lo de no machacarse pasa a un segundo plano, lo de especular también, gana el deseo de desintegrar cualquier atisbo de fracaso, de alejarse de todo lo deportivamente negativo de esos tres largos años perdidos .


El tiempo no importa, el objetivo es ganarme a mi mismo, superar mis expectativas , no rendirse y dar un golpe sobre la mesa. Trampeo como puedo , la zancada no es alegre pero si decidida, hace tiempo que corro en solitario, tengo un par de corredores a unos trescientos metros por delante y unos pocos más tras de mí, sufro pero cada cierto tiempo se dibuja una estúpida sonrisa en mi cara, en plena cuenta atrás , con el crono controlado para estar dentro del corte.


El último tramo se me hace eterno pero por fin es llano  , la gran mayoría de participantes ya han finalizado, los ganadores seguramente hace casi una hora, pero yo me sorprendo avanzando a un par de corredores en el último km, me emociono en la línea de meta mientras el speaker anuncia mi llegada, una llegada nada pomposa aunque para mi signifique mucho mas que ser finisher de una media.


Paro el crono en 2 horas 13 minutos 35 segundos, holgado del corte, pero es de largo mi peor marca en una media maratón, ¿ importa hoy eso? Estoy cansado muy cansado, un sanitario me pregunta si estoy bien mientras me apoyo en las rodillas y un pequeño voluntario me cuelga la medalla , mi cara sonriente es la respuesta que anula su preocupación , emito felicidad y satisfacción por los cuatro costados.


Así es como sumo una nueva muesca en la distancia, se trata de mi media maratón en asfalto número 21. Aunque es más importante que sea mi primera media maratón después de tres años.
Un resultado que me pone en órbita , subiendo un escalón y ganando confianza como ya me sucedió el mes pasado con los 10kms de Granollers.




Felicitar a la organización por una prueba que me sorprendió gratamente y que espero repetir en alguna de sus próximas ediciones, sin duda una de las mejores medias maratones en las que he corrido, la recomiendo sinceramente.


El próximo domingo repetiré distancia en Calella, poniendo nuevamente a prueba mi preparación, irregular a todas luces pero indiscutiblemente existente, algo que da alas a nuevos proyectos y motivaciones.

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