martes, 7 de mayo de 2019

EOLO Y LA MALDICIÓN DEL SÉPTIMO MARATÓN

Finalmente no pudo ser, después de los 4 meses de mejor o peor preparación, de las dificultades superadas, de saber que no estaba como me hubiera gustado físicamente, de dudar hasta el último momento por una gripe que me dejó machacado unos días antes, a diez minutos de la salida del Marató d'Empúries la organización canceló la prueba de 42 kms por el fortísimo viento que hacía peligrar la seguridad de los corredores.


Una vez más por algo que no podía controlar, el retorno a la distancia mágica se veía truncado. Allí entre las hermosas ruinas , con frío y esforzado por mantenerme firme ante el empuje del dios Eolo tuve unos primeros instantes que evolucionaron del cabreo, a la resignación, pasando por una profunda decepción. Estaba listo, no tenía miedo, dudas? como no , pero estaba preparado para afrontar la prueba reina costase lo que costase. A pesar de ello ya sólo podía escoger correr la Media maratón o largarme a casa y ya que estaba allí decidí conformarme con recorrer los 21 kms .

Me coloqué al final en la salida sin tener muy claro si rodar suave ó buscar una carrera más competitiva, finamente opté por arrancar conservador e ir marchando por sensaciones. La cabeza seguía dándole vueltas a la situación pero enseguida tuve que centrarme en mis zancadas porque las fuertes rachas de viento inundaban de forma muy agresiva el recorrido, en los tramos en que nos atacaba de frente el esfuerzo para avanzar se veía multiplicado , mientras que en las zonas en que nos tocaba de espaldas nos descompensaba con riesgo de caer ante su violento empuje.
Poco a poco me fui dando cuenta que la decisión de los jueces de la federación y los organizadores era acertada, en una prueba no masificada como es la empordanesa , donde sólo unos 250 maratonianos tomábamos parte, en los kms duros especialmente con algunos corredores ya muy cansados y rodando en solitario , que un golpe de viento provocara algún accidente no era improbable.

El tramo del paseo marítimo de l'Escala junto a la playa se convirtió en una improvisada tormenta de arena, afortunadamente llevaba gafas de sol y eso evitó que se me irritaran los ojos , pero aún así tuve una degustación de arena que no había forma de evitar.

Por otra parte cuando me cruzaba con alguna de las liebres de corredors.cat veía como tenían que realizar continuos esfuerzos por no perder la banderola o desestabilizarse con ella , pero aún así seguían firmes  marcando los ritmos comprometidos.

No controlaba en exceso el crono pero iba mirando de vez en cuando el tiempo en que me movía y sorprendentemente a pesar de las inclemencias estaba muy cerca de mejorar mi marca en la Mitja de Calella. Esto demostraba que a pesar de no conseguir la preparación deseada para el maratón , esta había sido positiva y suficiente. 

Fui buscando agruparme con algún pequeño grupo o corredor para resguardarme del enojoso temporal pero era difícil que alguien mantuviera ritmos homogéneos y fui avanzando con paciencia al tiempo que superaba kms.

En los últimos 5 kms de recorrido la acción combinada del viento en contra con un par de pronunciadas rampas me hicieron caminar, era imposible correr. A falta de un par de kms eché un nuevo vistazo al gps cercionándome que  si apretaba aún podía lograr una mejora en mi marca de media maratón de este año, pero el sobreesfuerzo acumulado y la persistencia del aire me hicieron desistir. Así que me ubiqué junto a un corredor francés de ascendencia che que por cierto hablaba un perfecto valenciano y ahí fijé mi ritmo final , comentando con mi improvisado compañero de carrera lo sucedido y alguna otra cosa más que no viene al caso.

Enfilamos el último tramo y el giro a derecha para cruzar el arco de meta que se mantenía en bajo por precaución ( ni infables ni vallas erguidas, todas tiradas por el viento) me sentí muy cómodo  después de los 21 kms y a pesar de no apretar mi crono de 2horas 10 minutos 10 segundos, me sorprendió positivamente en las condiciones en como se produjo por haberme quedado a escasos 30 segundos de mi tiempo en Calella.

Una esforzada voluntaria me entregó la medalla y me senté en un tronco pensando que recorrer nuevamente la distancia para completar el maratón hubiera sido durísimo y en mi caso muy ajustado para el tiempo de corte pero que lo hubiera conseguido. Al final sólo se trataba de eso , de volver a ganar a los 42 kms, de salir reforzado y vencedor después de tanto tiempo intentando volver sin importar el crono empleado.

Para la organización sólo puedo tener palabras de elogio, se desvive por el corredor tanto en la feria del día anterior al evento ( donde además ofrece su clásica degustación de anxoves de l'Escala) como durante la competición .
Aunque se nos indicó que se buscaría una nueva fecha para la maratón en el mes de octubre, no se puede olvidar que en los últimos 5 años se ha tenido que anular la prueba en dos ocasiones por idénticas circunstancias . Eso me hace decidir que a pesar de encantarme esta Maratón por su romanticismo, con pocos participantes en un entorno tan espectacular no puedo volver a marcarla como competición objetivo ante la posibilidad de que vuelva a suspenderse. Es una prueba para tenerla en cuenta y participar siempre que pueda pero no como prioridad .


Ante la imposibilidad de viajar a Vitoria ó Pamplona donde poder correr una maratón de asfalto a corto plazo aprovechando la preparación conseguida, mi idea es descansar unos días y reanudar los entrenamientos con más presencia de sesiones de bici y manteniendo un kilometraje a pie semanal entre 45 y 60 kms, esto me permitirá ampliar mi base de estado de forma , seguir aligerando peso y estar listo para pruebas de más corta distancia, así como estar dotado de mejores cimientos para cualquier reto de mayor exigencia.


El retorno a los 42 kms deberá ser en un maratón de otoño, me hubiera gustado Donosti en noviembre pero me encajó mucho mejor el de Valencia una semana más tarde, así que el objetivo esta vez si improrrogable será el 1 de diciembre en la ciudad del Túria, valorado como mejor maratón de España y con la etiqueta Gold Label de la IAAF. Si algo te enseña el maratón es a aprender a ser paciente y eso es lo que ahora me toca a mi.


Por el camino me pondré a buen seguro algún dorsal donde ir quemando mi ansiedad maratoniana aunque sea parcialmente. Seguiré entrenando , especulando y soñando despierto para que más pronto que tarde la maldición del séptimo maratón quede relegada al olvido.
















 

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